lunes, 18 de febrero de 2013

Fruta Prohibida: Capítulo 3



Lara




Recién a las dos de la mañana, Gerard despidió a su amiguito. Baje corriendo a la primera planta para encararlo. ¿Cómo se le ocurre hacer guarradas en la sala de la casa de nuestros viejos?  ¿Y si ellos venían? Y sobre todo ¡Acaso está loco como para meterse con ese viejo! ¡Encima ese viejo trabaja con su viejo! ¡Tienen la misma edad! Estaba indignada, asqueada. Gerard estaba loco. Si no se estaba tratando de matar, se estaba revolcando con algún pobre diablo. El tipo ese era un pervertido. Gerard no tenía ni DNI celeste. Su cuerpo estaba conformado aún por grasa infantil. Hasta ahora no entiendo porque no baje las escaleras y boté a patadas al viejo ese. Supongo que primero era para no generar un escándalo. Mi hermano y yo cuando nos alteramos, gritamos tanto, que todo el vecindario se entera y serenazgo termina en la puerta de la casa preguntando cuál de los dos está herido. Además, el tipo ese es congresista. Le arruinaría la carrera, claro eso no me importa, pero nada me garantiza que el infeliz no se vengue y  le arruine la vida a mi viejo.
Lo primero que tenía que hacer, era cuadrar al imbécil de Gerard. Luego me encargaría de ese pervetido. Esto no podía repetirse. Si mis viejos se enteran, a quien van a culpar es a mí.

¾    ¿Puedo saber qué carajo hacías?
¾    ¿Acaso no viste? ¡Es tan perfecto! -  dijo caminando hacia la cocina
¾    Déjate de tonterías, ese sujeto es un viejo cuarentón ¡cómo te atreves!
¾    Tiene una de 25 centímetros también. – su rostro se ruborizó -  Vamos Lara, no me jodas, además ¡Tú también has metido a alguien a la casa!
¾    Ese no es asunto tuyo
¾    Entonces tampoco lo es Él, ¿OK?
¾    Gerard, ella es una compañera de universidad que se peleo con sus viejos, en cambio él es un viejo, amigo de Donald y tu se la haz estado mamando
¾    Ni me lo recuerdes – dijo sonriendo – ya deja de joderme y mejor te cuento ¿sí?
¾    ¡Déjate de huevadas Gerard! ¡Vas a meter en problemas a mi viejo! Deberías agradecer que no llamé a la policía.
¾    ¡Pero si es joven! Tiene treinta y nueve añitos, o sea jovencito si ya no me mires con esa cara.
¾    Estoy hablando en serio
¾    Yo también hermanita, mejor siéntate – dijo acercándose a la nevera, sacó un par de cervezas heladas, me dio una y el comenzó a beber la otra – Uff que rico, me moría de sed, bueno… te decía. Lo conocí ayer, en la cena de papá. Yo ya lo había visto con mi viejo hace tiempo y bueno, siempre sale en la tele. Así que empecé a caminar  cerca de él y ¿adivina qué? ¡Se me acerco!
¾    Tiene más de cuarenta años ¿Qué rayos pasa contigo?
¾    ¿Me vas a dejar hablar o no? Si no fuera, por él, ya estaría muerto
¾    Déjate de idioteces
¾    Déjate tú de idioteces y déjame hablar. Bueno, sigo. Se me acercó y empezó a decirme cosas, esas que alguien te dice siempre para querer meterse a la cama contigo. Es que eso pensé pues, me dijo que hacia tan solo aquí, que era lindo y cosas así, me desnudo con la mirada, con esos ojazos que se maneja.
¾    Gerard, no puedes volver a verlo
¾    ¡Déjame hablar aguafiestas! ¡Ese hombre es perfecto para mí! Al menos para mí lo es. Luego de tanta palabrería, nos fuimos un ratito al jardín. Ahí donde están esos duendes feos que puso mama para crear el bosque de blanca nieves, bueno pues me acomodó entre los enanos y me beso. No te imaginas lo rico que besa. Con lengua y todo. Primero se me acerco y lamió mis labios, yo me derretí. Lara te juro que me derretí como un helado, luego con sus manos me acerco, agarrando mis caderas y chocando mi cuerpo con el suyo.
¾    ¡Gerard!
¾    ¡No me interrumpas! ¿En qué iba? Ah, sí. Nos dimos un beso largo y apasionado, metí mi mano por debajo de su camisa, lo toque rico y sentí como se endurecieron sus tetillas. Lara te juro que ese tipo es…
¾    Un viejo
¾    ¡Cállate! Luego de eso, sonó su celular y se fue de mi lado sin decir nada. Me dejo todo caliente, con ganas de más.
»Obvio que me amargue pues, quien lo llama y me jode mi beso. Ya pues me metí a la casa y me volvió a hablar, hasta que papá se acercó y nos presentó, casi le da un ataque cuando se entero que Donald era mi papa. Pero ya que, hablamos un ratito y le dije un par de cochinaditas, esas mañosas para calentarlo un poco y me dijo al oído que me quería follar, no sabes como me puse, no sabes, era para tomarme una foto con la cara de idiota que puse, hasta creo que babee.
»Bueno pues ahí mama nos llamó a cenar, él tuvo que irse y ya pues creo que me tire encima de él y le deje mi celular… y adivina que, me llamo pues, obvio que me llamo al rato nomás a la hora, y quedamos en vernos al día siguiente. Si pues, con el almorcé. Por eso desaparecí y no me viste. Hablando de eso, ¿Que almorzaste? Yo casi lo almorcé a él. Y claro, hablamos un montón hasta que tuvo que regresar a la oficina. Pero yo quería seguir estando con él. Así que me quede vagando por ahí cerca nomás de su trabajo. Exactamente me fui al cine y hasta intente jugar en las maquinas esos de juegos en Coney Park, pero perdí.  »Ya, no me mires así, ya sé que falte al colegio, pero créeme que valió la pena. La cosa es que lo espere hasta las ocho de la noche. Se quedó idiota al verme afuera de su trabajo, felizmente Donald no me vio si no ahí se armaba la grande. Ya bueno nos subimos a su carro y compramos en el automático del KFC algo de comer, nos estacionamos por ahí nomás cerca de un parque y comimos. ¡Comida eh! De ahí… hablamos de mas cosas, yo le pregunte de todo, es que me moría por saber de él pues, tan perfecto. Luego terminamos, nos acariciamos y nos besamos. La cosa se puso tan bien, que le dije para venir acá a la casa pues, mas cómodos, y nos quedamos besándonos. Hasta que no pude mas y lo toque, nos tocamos rico un rato nomás y yo que me moría de ganas de vérsela, tocársela…  Y bueno pues Lara ¡Qué vergüenza! pero es que me moría por chupársela y lo hice y casi me atraganto, pero que rico.
¾    Eres un asco
¾    Hay por favor, que a ti no te gusten, no quiere decir que no estén buenas ¿Ok? A mí me encantan, sobre todo la de él, de Frank. Creo que estoy enamorado Lara, si creo que me enamore de él. Mañana, diré ya más tarde hemos quedado en vernos para terminar de consumar la cosa. ¡No sabes yo estoy como loco por verlo! Así que me voy a la cama ¿ya? así duermo y sueño con el ahora que aun tengo su olor en mi piel.
¾    Gerardo Arturo, déjate de huevadas. Ese tipo es un viejo. Si vuelves a verte con él, le diré a papá y no creo que te haga gracia eso.
¾    Si le dices a papá, le digo que metes putas a la casa, te drogas como una loca y encima ¡no te bañas!
¾    Gerard, tienes dieciséis años. ¿ENTIENDES? ¡DIESCISÉIS!


Gerard no me hiso caso y se fue corriendo a su habitación para encerrarse. Lo peor de todo es que no me iba a atrever a decirle nada a mi viejo. Primero porque por más que me quiera, yo no soy su hija. Gerard si es su hijo. Y en algún momento he metido putas a la casa, me he drogado hasta la inconciencia y casi nunca me baño. Pero tampoco me puedo quedar con los brazos cruzados.
Me quedé sentada en la cocina un rato dándole vueltas al asunto, pero no se me ocurría nada para que Gerard deje al viejo ese. Las cosas habían cambiado tanto de un día para otro. Ayer Gerard estaba cortándose a punto de quitarse la vida. Yo estaba llorando por Emily y ahora tengo a una linda chica – con un poco de problemas, creo que es una drogadicta y media puta -  durmiendo en mi cama.
 Y hablando de ella ¿Por qué rayos la eh metido a mi casa?  Le eh dado una cama para dormir, ropa y comida. ¿Y ella? Creo que ha sido un poco cabrona conmigo.
Fui a la sala y me acurruqué en uno de los muebles. Obviamente no en el que Gerard había estado con Frank. Y me quedé dormida pensando en ella.

Me desperté a las ocho de la mañana, con la ayuda del despertador. Tenía clases a medio día, así que me sobraba el tiempo para pasar el rato con mi invitada. Me levante, saqué un yogurt y me puse a imaginar a Julieta entrando a la cocina vestida sólo en delantal.

¾    Me voy a ver a Frank – dijo Gerard sonriente bajando con una mochila colgada
¾    Vete al colegio – le dije
¾    No me jodas Lara, él es mi novio, así que no te metas
¾    ¿Ya son novios? – le pregunte sorprendida
¾    ¡¡Claro!!... crees que a cualquiera se la voy a chupar, no pues Lara estas bien equivocada – me dijo indignado
¾    Lleva las cosas con calma Gerard, ese tío sólo te va a traer problemas

Me dio un poco de cosa escuchar a mi hermano decir que ese viejo era “Su novio”. Un tipo de treinta y nueve años con mi hermano de dieciséis. Un mocoso con serios conflictos internos, un largo expediente de intentos de suicidio y depresión. No tenia ganas de que las cosas se repitan con Gerard, yo no iba a soportar nuevamente esto, y sabia que mis padres tampoco, aun lo recuerdo, aun me lacera el corazón, mi hermano muriéndose, mis padres como locos, yéndose de casa, él culpando a todos, culpándolo al “él” de turno. No, no podía repetirse esto de nuevo, debía de controlar su obsesión, no tenían que llegar más lejos las cosas. Me puse a pensar un rato, imagine a Gerard a las afueras de la casa del viejo ese, esperándolo, espiándolo, se me erizo el cuerpo. Frank no era un niño, era un hombre mayor. No quería que lastimaran a mi hermano, no quería que sufriera más.

Seguí dándole cuerda a lo de Gerard, hasta que Julieta volvió a mi cabeza. ¿Pero qué clase de anfitriona soy?  Estuve por subir a mi habitación, supuse que ella aun dormía, así que empecé a prepararle algo de desayunar. A pesar de la actitud arisca de Julieta, algo me impulsaba a estar a su lado, a intentar entenderla, ayudarla y quizás intentar sacarla de ese agujero negro. Quería saber más de ella, preguntarle muchas cosas, sobre todo por qué accedió a venir conmigo. A pesar de todas las cosas desagradables que me había dicho. No es que me dolieran, pero es que no la entendía y realmente quería hacerlo. Si pensaba ayudarla, tenía que entenderla antes. Me puse a hacer unos wafles y los serví en un plato, les unte miel y puse un trozo de mantequilla a lado. También serví un vaso de leche, y un bol con fruta picada que siempre tenía en la refrigeradora. Subí todo con cuidado en la bandeja donde le serví la cena, tenía miedo de que todo se me cayera. Toque la puerta un par de veces pero no respondió, espere un ratito pero nada, así que decidí entrar.

¾    Despierta, te traje algo de comer – dije cargando la bandeja

Sonreí a la nada, y me quede viendo toda mi habitación, parecía que había pasado un huracán dentro, mi ropa estaba tirada al igual que mis objetos personales, todo estaba revuelto y claro ella no estaba. Deje la bandeja en mi escritorio y me acerque a la puerta del baño, abrí la puerta quizás con la estupida idea de que ella estaba dándose una ducha y había estado buscando el champú, pero obviamente tampoco estaba.
Me quede inmóvil, no dije nada, pasaron unos minutos hasta que reaccione y me senté en el borde de la cama. Todo me daba vueltas, todas las cosas malas venían a mí. Recordé a la psicóloga de la universidad, a Emily, a mi vieja obligándome a maquillarme a los 12 años, a mi papa gritándome por algo que no hice, a Donald pidiéndome que use un vestido de color y no negro, a las risas burlonas de las tipas en el colegio y sobre todo me acorde de la ultima vez que vi a Sofía.
Me pare de la cama y arranque las sabanas y las lance por mi ventana al jardín, empecé a recoger mis cosas del piso y vi mi billetera tirada abierta y vacía. Busque en mi closet mi cajita favorita, esa donde tenía todo tipo de drogas recreativas y la encontré rota y sin nada dentro. La muy maldita me había robado, se había burlado de mi, abuso de la confianza que le di. Mierda, me volvieron a ver la cara de idiota, genial era lo que me faltaba.
Sentí ganas de llamar a alguien, contarle todo esto, que me escuche, que me diga algo y me haga sentir mejor. Por inercia marque el número de Emily, maldición no contesta. Recordé que no iba a contestar, Emily ya no estaba para mí, estaba para Howie, su novio, su futuro esposo y yo solo era un vago recuerdo de una calentura para ella. ¡Mierda!
Prendí mi laptop y escribí, escribí como si de eso dependiera mi vida, lo hice y me sentí un poco mejor. Al medio día iría a la universidad, la vería y le partiría la cara a esa estúpida.

El timbre de casa sonó, mi corazón casi sale de mi boca, no podía creerlo ¿Regreso? Quizás se metieron unos ladrones y la secuestraron a la pobrecita. Baje las escaleras como una loca, descolgué el intercomunicador con torpeza, tome aire y hable.

¾    ¿Julieta?
¾    No señora, somos de Sedapal, venimos a revisar su tanque de agua
¾    ¡Váyase a la mierda! - grité
Tiré el auricular del intercomunicador y me puse a llorar como una magdalena. Me sentía estúpida y lo peor era que sabía todo esto era mi culpa.
Cuando me calme, un par de horas después,  recogí mi bolso de la universidad y fui al departamento de mis viejos.  Nunca voy a visitarlos, es que es muy lejos (yo vivo en Chaclacayo y ellos en Miraflores). Sólo estaba mi mamá. Se estaba pintando las uñas mientras miraba televisión. Se sorprendió cuando me vio. Lo primero que dijo fue:

¾    ¿Te has estado drogando?

 Cuando le dije que no, me pregunto porque mis ojos estaban tan rojos. Así que le conté una verdad, casi cierta. Me habían asaltado, no tenía billetera ni celular. Mi madre se asustó y me dijo que de ahora en adelante tengo que andar con un hombre de seguridad de papá. Mejor otro día mamá, le dije, tengo que ir a clases. Mi madre me apachurro en su cuerpo y me regaló una estampita de la Virgen María, junto a quinientos soles. Aparte de eso me dijo que me enviaría con el chofer un nuevo celular. Se lo agradecí y salí cómo alma en pena a la universidad.

Cuando llegué, cruce la facultad de arte y empecé a buscarla con la mirada, pero no tuve suerte, seguro estaba durmiendo en la casa de algún tipo o estaban follando en este momento.  Trate de no pensar más en ella, así que me metí a la cafetería y pedí un café cargado y una empanada. Eran casi las once, cuando recordé que la psicóloga me había dado cita. Mierda. Lo último que me faltaba. Corrí hacía el pabellón donde estaba la consulta, en ese momento justo salía su paciente anterior. Un gordito con cara de buena gente. Tenía un aspecto triste, cuando salió me quedo mirando a los ojos. Luego se fue arrastrando los pies. Diablos, era el tipo que acompañaba a Julieta ayer.

¾    ¿Lara Grey? ¿Cierto?
¾    Si
¾    Pasa, pensé que no vendrías
¾    Si, sólo que no puedo quedarme mucho tiempo tengo examen y quiero estudiar un poco antes – si le decía que quería largarme, posiblemente me olvidaba de Literatura Rusa
¾    Así que examen ¿No?
¾    Sí… - mentí
¾    De acuerdo, si colaboras te iras pronto – yo asentí y ella sonrío – Dime Lara, ¿Qué es lo que pasa contigo?  
¾    Eh… - dije sobándome los ojos, mierda seguro aún estaban irritados.
¾    ¿Porque llegas tarde a clases?
¾    No es que siempre llegue tarde, solo fue un par de veces pero Gasterumendi es un exagerado y me mando aquí, es que mi padre trabaja hasta tarde y yo me quedo esperándolo para conversar un ratito y a veces me quedo dormida en las mañanas
¾    Es muy dulce lo que dices, pero… ¿Cómo explicas que llegues con olor a alcohol y cigarrillos? – la psicóloga abrió su libreta y se puso a apuntar
¾    Siempre hay cócteles en casa y bebo un poco, por el apuro de venir a clases despierto tarde, no me baño y vengo así
¾    ¿Tus padres beben con frecuencia? ¿Beben contigo?
¾    No, sólo un par de copas en algún evento
¾    Tomas muchas por lo que dice el profesor, haz llegado cinco veces con fuertes olores
¾    Solo fue una vez, lo que sucede es que soy un poco descuidada de mi apariencia y la ropa siempre queda impregnada de olores. Entonces a veces no me doy cuenta y me pongo lo que encuentro por el apuro
¾    O sea, nunca lavas tu ropa
¾    Bueno, pocas veces
¾    Ya veo Lara, dime ¿tienes novio?
¾    No
¾    ¿No? ¿No te gusta ningún chico?

No pensaba decirle que no me importaban los chicos. Si le decía eso me iba a soltar el disco de algo.

¾    Por ahora, solo me preocupo por mi estudios - mentí
¾    Ya veo Lara – vio su reloj – te dejo para que estudies, ¿Te parece si nos vemos el próximo lunes?
¾    Claro, dígame podré ir a literatura rusa
¾    Por supuesto, pero lava tu ropa antes ¿eh? Una señorita debe estar muy limpiecita
¾    Gracias por el consejo, lo haré – le di la mano – ha sido muy amable.

Salí casi corriendo de ahí y con una sonrisa en los labios, lo había logrado, me zafe de la psicóloga, estaba completamente segura de que se había tragado todo lo que le había dicho. Fui a clase de Literatura Contemporánea y no presté atención a nada. Me puse a escribir un cuento donde mataba a Julieta.  Cuando salí, me encontré con Mike.  Tenía cara de feliz cumpleaños. No tenía ganas de escucharlo, pero no tenía otra alternativa, ya había soltado el rollo.

¾    Me voy a ver a Ana Paula - dijo con una sonrisa en los labios
¾    ¿Qué? – le pregunte sorprendida
¾    Así como lo oyes, me dieron la visa, mi vuelo sale hoy a las diez de la noche
¾    ¿Estás seguro de lo que vas a hacer?
¾    Por supuesto, Lara estoy feliz. Iré a traerla. ¿Puedes creerlo? ¡Vendrá a Lima a vivir conmigo!
¾    Ella es una niña
¾    Tiene quince años, no es ninguna niña, además yo tengo veinte.
¾    Es menor de edad, Mikey piénsalo un poco por favor, no quiero que te metas en líos
¾    No hay líos Lara, todo esta arreglado – sonrío – traeré a Ana Paula y seremos muy felices juntos.

No le dije nada más, sabia que estaba botando saliva en vano, Mikey era así de obstinado, prefería no pelear con el, además tenia demasiadas cosas en la cabeza, como pensar como controlar a Gerard y claro, encontrar a esa cabrona ladrona.
Seguimos conversando de cosas que ni recuerdo, esas banales que siempre salen para no quedar en silencio y tratar de distraer a la otra persona. No me atrevía a contarle lo de Julieta, supuse que no quería darle más problemas de los que ya iba a tener. Lo acompañe a comprar un regalo a Ana Paula, una pulsera de plata con un dije de corazón, una cursilería, pero que mas, seguro la mocosa iba a estar encantada. Mi celular sonó, era Gerard, me avisaba que no lo espere a dormir en casa, que se quedaba con Frank. No me dejo hablar y me colgó. Ese era otro terco. No quería imaginar como terminarían las cosas. La última vez, su ex novio casi lo mata. Mi novia termino conmigo por su culpa. Mis viejos se fueron de la casa. Mi cabeza iba a reventar.

Al día siguiente todo estaba igual, vague por la universidad, fui a clases, la busque disimuladamente, pero no la encontré. Gerard por su parte aparecía en casa sólo para cambiársela la ropa. Lo mismo pasó el jueves y viernes. Mi hermano desapareció todo el fin de semana. El sábado yo me emborrache hasta casi morir. El domingo fue casi lo mismo, hasta que por la tarde media zombi, recibí una llamada de Mikey. Pensé que ya lo habrían metido preso por sacar fuera del país a una menor de edad. Su voz sonaba demasiado melosa, muy alegre. La odie. Me pidió que por favor lo recoja del  aeropuerto. El taxi que pidió le había fallado y Ana Paula no quería tomar uno de la calle. Mocosa engreída.
Casi me arrastré a la camioneta. No tengo idea como pude manejar de Chaclacayo hasta el Callao, pero lo hice con cinco botellas de agua a lado, que me ayudaban a mejorar la resaca.
Mi amigo estaba esperándome junto a una chica pequeña que abría mucho los ojos. Ojo, los abría no de curiosidad, si no, como de asombro. Parecía asqueada con todo. Mikey me abrazo efusivamente, ella al ver eso,  cruzo sus brazos y frunció el ceño. Por joderla, alargué el abrazo. Lo peor que puede haber en este mundo es la gente celosa. Mikey era mi mejor amigo, mi hermano y ella era una chiquita de quince años que sabia solo le traería problemas.

¾    Ella es Anita – dijo con ojos de borrego degollado
¾    Hola – le dije y tendí la mano

Ella sólo me levanto las cejas y se puso a besar a Mikey como si fuera a llevárselo a la cama ahí mismo. No le metí un puñete porque Mikey era mi amigo. Subí a la camioneta y ambos me siguieron. Se sentaron en la parte posterior. Quería matar a Mikey.

¾    No voy a estar adelante sola, no soy tu chofer Mikey – le dije
¾    Lara no seas así, es nuestro primer día juntos aquí – dijo sin mirarme

Lo mire con recelo y subí a la camioneta, no hable en el camino con ellos. Aunque tampoco me hablaron ellos. No dejaban de decirse cursilerías y besarse, si porque hacían unos sonidos asquerosos cuando sus labios chocaban. Me hice la loca, y seguí manejando, el espejo retrovisor estaba casi empañado con el sudor que había en la parte trasera de mi camioneta. Al fin llegue al departamento de Mikey, ellos ni se inmutaron, voltee a verlos y les informe que habíamos llegado. Me agradecieron, ella tenia una sonrisa en el rostro y apretaba su cuerpo al de mi amigo, quería reírme por su actitud infantil, por los celos que evidentemente me tenia, si a mi, sobre todo a mi. No aguante mas y me reí mirándola, es que era tan chistosa poniéndose en ese plan. Nos despedimos, los invite a comprar condones antes de irme. En el camino me puse a pensar que a pesar de la edad de Ana, de que sabia que habría problemas – no es que sea negativa, pero vamos es ¡obvio! – ambos estaban enamorados. Mikey estaba feliz, había encontrado a alguien, se veía que se querían muchísimo. Y yo, yo estaba sola otra vez.
Supongo que en ese momento debí pensar en Emily, en lo que me hizo, pero la única persona que vino a mi cabeza fue Julieta.
¿Dónde estaría?
Pensé en ella, y no entendía el porqué, debería tenerle cólera por haberme robado y burlado de mí, pero no podía.
No podía odiarla.
Suspire y al fin llegue a mi casa, abrí una botella de vino y la termine en un instante.
Quería verla, aunque sabía que era un error.

14 comentarios:

Josy dijo...

Gerard D: 16 años con Frank político de 39; morí con lo de los enanos xD venía de aquí xDD la imagen mental joder xd En fin, me acaba de caer muy mal Julieta por cabrona, pero Lara se confió mucho, lastima; ahora quiero ver cuando la afronta, eso será muy interesante…

Anónimo dijo...

La historia está muy buena. Me encanta la actitud de Lara. Saludos

Anónimo dijo...

La historia es tan ASKSASAKJ, síguela, la amé, Gerard es tal cual como lo imaginó de joven e.e

Josy Peña dijo...

No salio mi comentario :( CSM! Decía que lo amé, Gerard es tan niño como un teen emo que se corta de 16 xD lo de los enanos me mató de risa totalmente; y quiero cachetear a Julieta por cabrona, pobre Lara, ella tan buena gente y le salen con esa cagada :/

Natalie C dijo...

Muy buena historia (: (real) entretenida y con la cualidad de dejar al lector picado aun mas en cada capitulo :D saludos

Bollo Dreams dijo...

Pues me gusta bastante la historia aunque en este capítulo he echado en falta que pasara algo más con Julieta.. y también he sentido como que ha sido escrito por otra persona diferente a los otros dos...

Anónimo dijo...

Me parece un gran capitulo

Dubraska Dessire dijo...

Me gusto mucho tu historia pobre Lara... es muy buena... tienes gran imanación

Amayrani escobar dijo...

Me encantan todas tus novelas, escribes muy bien, me encanta esta y las demás, siguelas, eres muy talentosa.

Anónimo dijo...

Genial... Gerard es un descarado haha pero es taan lindo n__n
Me senti algo identificada con Ana ._.
Waa! Ya quiero leer el siguiente :B tus historias me encantan.. me alegran el dia xD

Sweet dijo...

Lara me encanta, el como no sabe reaccionar ante lo que hace Julieta, como que le da ternura pero su rebeldia desquicia un poco.


La historia de Gerard y Frank me gusta, no se, me hace pensar que es como si fuera algo asi como con una fan (por las edades XD)

Me gusta mucho la historia :}

Velma Lu dijo...


Me encanta la historia, quiero saber que pasara con Julieta
Saludos desde Colombia :)

Isabel Rojas dijo...

Me super-encanta esta historia.

Lara es tan linda, ya desearíamos una novia tan considerada como ella; y por otro lado Julieta tan, tan, contraria, llega a un punto donde inevitablemente te desespera y te sientes igual o peor que Lara, igual de traicionada.

Y luego la cereza del pastel...¡Gerard! No tengo idea porque pero me hay algo en el que me fascina. Posiblemente sea su personalidad tan desvergonzada mezclando ese toque de inocencia.

Y al final caigo en la cuenta de un detallito; Frank.¡Frank y Gerard! Me emocione mucho. Me sentí como si estuviera leyendo un típico fanfic, un Frerad; pero a la vez tan fuera de lo común. Porque sabes que no son los protagonistas. Pero son tan interesantes y atrapantes como ellas mismas.

Espero con ansias una continuación. Mucho mucho mucho, deseo esta continuación.

Un besote cargado de aprecio desde México.


Velma Lu dijo...

Excelente historia stoy enomorada de la actitud de Lara... espero el proximo capítulo