viernes, 17 de mayo de 2013

Fruta Prohibida: Capítulo 4



Julieta





Martes

Desperté por completo a eso de las cinco de mañana con una extraña sensación en el pecho.  Ese algo me presionaba, me cortaba la respiración, obstaculizaba mis suspiros y los ahogaba con un quejido que provenía de lo más profundo de mí ser. ¿De mi alma quizás? No lo sé, a veces pienso que mi alma salió de mi cuerpo, me abandono y me dejo a la deriva, porque sabia que no estaba ese órgano que lo acompañaba a todos lados, mi corazón había dejado de palpitar hace mucho, y estaba agonizante lleno de cicatrices profundas sin dar un bombeo que de señales de vida. Echada en una cama que no era mía, acogida por lastima quizás, por compañía o por sexo. No podía estar un minuto mas ahí, las paredes blancas de la habitación me parecían cada vez más pequeñas, iba a tener un ataque de pánico y no quería eso, tenia que salir de ahí, escaparme, huir y llevar conmigo todo lo posible. Dinero. No tenía como regresar a mi casa, no sabia donde quedaba exactamente este lugar. Salí de la cama con prisa y abrí todos los cajones de la cómoda, no me importo tirar la ropa, ni que se rompan algunos recuerdos de ella. En el closet saque su ropa, era negra y me daba miedo, me deprimía, el negro no me gusta es un color de muerte y yo quiero morir pero vestida de rosa. No quiero ver a nadie en mi velorio de negro, quiero que todos se vistan de colores, que festejen mi muerte, que no finjan que la lamenten.
Escucha unas risitas de una habitación cerca, habla muy bajito, casi en susurros, el es hermano de Lara que debe estar hablando por teléfono. Me apresuro, tengo que salir de aquí y aun no encuentro ni un puto dólar. Abro sus cofres, hay joyas, joyas viejas, joyas negras, piedras raras. Si no la conociera, pensaría que ella jamás en su vida usaría esto. Las agarro todas, y las guardo en mi maleta. Veo un cofre negro que me coquetea a lo lejos, tiene un candado, un puto candado. Maldición no veo las estupidas llaves por ningún lado, rebusco en los cajones que ya no tienen ropa, en los bolsillos de los pantalones tirados en el piso, en sus abrigos, hasta que veo el bolso que usa para la universidad, lo abro y al fin encuentro las malditas llaves. El cofre esta repleto de todas las drogas que puedas imaginarte juntas, me atraparon y mataron, estoy muerta, llegue al cielo, sabia que iría al cielo, porque el infierno lo estoy viviendo en esta vida de mierda. Me llevo todo, sonrío, tengo drogas para empalagarme por más de 1 mes. Pero aun necesito dinero, y no lo encuentro. Volteo al bolso de ella y encuentro su billetera, llena de tarjetas de crédito y dólares. Recojo un par de perfumes en su tocador y me los llevo también. En el closet veo una caja que esta por caerse, me acerco para detenerla, no pueden descubrirme con la bulla que haría, la tomo de las manos y la dejo en el suelo, esta llena de zapatos de tacón de Manolo Blanc, estoy en el cielo sin duda. Meto todos los que caben en mi bolso y salgo de la casa.
Soy una ladrona, lo sé, solo sirvo para eso y para intentar morir y no hacerlo en el intento. Salgo de la casa en silencio, y lanzo las llaves de Lara por encima de la casa. No debí hacerlo, seguro ha despertado a alguien. Corro como una loca, aun no amanece del todo, las calles están desiertas y yo me acabo de dar cuenta que sigo con el pijama que me presto en la noche. Espero el bus, cualquier bus, alguno que al menos me acerque a mi casa. Pasan los minutos, pasa una hora y aparece uno celeste con blanco, no me lleva a casa pero igual subo, no me importa. Media hora de viaje y sigo feliz, quizás porque aspire polvo de hadas, no lo sé.
 
¾    ¿Julieta?

Levanté el rostro y la ví, tengo una suerte de puta madre, encontrarme a Ale en este preciso momento.

¾     ¡Ale! - la abrazo entusiasta
¾    ¡Juli! ¿De dónde vienes que estas llena de cosas?
¾    Verás solo eh tenido suerte
¾     Yo no mucha, el tipo con el que pase la noche me descubrió robándole la billetera y me a golpeado - me muestra un moretón en el brazo - salí huyendo como pude y aquí estoy.
¾    Maldito, debería agradecer que se la chupaste
¾     Eso mismo digo, pero ni modo... - Ale quedo viéndome la nariz - eh me invitas un poco
¾    Por supuesto - abrí mi bolso y le mostré la cantidad de drogas recreativas que tenia
¾    Oh por DIOS! si las vendes tendrás mucho dinero - Saque el dinero de Lara y se lo mostré
¾    No necesito dinero, ya tengo - ella sonrío - lo que quiero es pasarla bien - ella saco un paquetito de coca y lo aspiro
¾    Vamos a pasarla bien, créeme - aspiro un poco más - ¡Esta buenísima!¿De la casa de quien la sacaste
¾     Es una larga historia, bueno ni tan larga... ¿te acuerdas de la tipa esa de literatura?  ¿la gótica lesbiana?
¾     ¡Pero Julieta, cómo pudiste! O sea,  ¿tan desesperada estabas?
¾    No paso nada - me reí - solo le coquetee un poco, me hospedo su jatazo y le robe todo lo que pude - le enseñe los zapatos
¾    Eres terrible - me dijo riéndose - oye me muero de hambre
¾    Si yo también, bajamos aquí

Bajamos en el jockey plaza y quisimos entrar a uno de esos restaurantes lujositos que hay, pero no nos dejaron entrar. Primero porque yo estaba con pijama, Ale apenas parecía tener ropa y eran las 7 de la mañana.

¾    Creo que mejor vamos a uno de esos fast foods
¾    ¿Qué te parece si mejor vamos por ropa? Estas con pijama y yo…
¾    Dale, vamos, me muero por comprarme algo lindo

Así que salimos de ahí en busca de una tienda abierta, pero no había nada a esa hora. Decidimos ir a casa de Ale, fuimos en taxi y paramos en una gasolinera para comprar algo de comida y cerveza.

¾    No hay nadie en tu casa hoy
¾    Nunca hay… es genial ¿no te parece?
¾    Si, en cambio la mía siempre esta con el parasito de mi viejo dentro con alguna puta
¾    No te deprimas, vamos a probarnos la ropa que te robaste
¾    No digas robaste, fue un acto de caridad esa jamás la usa
¾    Tienes razón – dijo riendo

Sacamos la ropa y los zapatos y nos la probamos, tomamos cerveza, fumamos y cuando no sentimos en onda, fuimos en busca de fiesta.
Fuimos a “Da Cure” estaba abierto todo el día y era lo genial. Cuando me dio hambre habían pasado tantas horas que la calle ya estaba a oscuras, compre unos helados y regrese al antro.

¾    Solo encontré helados – le di el suyo a Ale
¾    Todo bien, moría de hambre… ¿pasa algo Juli?
¾    No sé… me siento muy triste
¾    Debe ser porque no probaste nada de coca después de lo de la mañana y no eh querido meterme mas por ti
¾    Me quiero morir Ale, no quiero seguir viva
¾    No digas pavadas, estas con la ropa mas linda del mundo, con dinero en el bolsillo y drogas a la mano, ¡yo estaría feliz!

Miércoles

Pero yo no estaba feliz, me sentía mierda y no entendía porque. No siempre necesitaba una razón coherente para querer irme al carajo de una puta vez, y esta era una de las tantas. Termine mi helado de vainilla que apestaba a marihuana y fue ahí donde comencé a llorar. Ale me miro de lejos y no me dijo nada, seguía coqueteándole a un tipo con el que había bailado desde hace horas. Ale era así, buena para muchas cosas, como para ayudarte a usar drogas y gastar dinero, pero cuando te sientes mal, cuando caes en un hoyo profundo negro y pestilente, ella no es capaz de tomar tus manos y sacarte de ahí. Al contrario, es cómo si disfrutara de verte en la miseria, así aprovecha de lo que tu no usas en ese momento. Poco a poco y como siempre empezaron a salir todos mis fantasmas del pasado, entre a uno de los cuartitos secretos del “Da Cure” me senté donde pude, mi cuerpo estaba desmoronándose, pronto iban a estar todos alrededor mío, me veían y sonreían, se burlaban de mi, quería que se larguen, pero sabia que eso no iba a ser posible. Mi mente es muy poderosa, tengo la capacidad de regresar a seres malévolos de mi pasado e incluirlos con algunos inventados, hacer que ellos se hagan amigos y me hagan daño. Esos seres que sólo habitan en mi mente, elaboran cosas en mi contra,  para maltratar mi ego, me incentiven a cortarme un poco mas de lo permitido, a vomitar tanto hasta que sangre, a llorar hasta que me arda la garganta. Mi cuerpo, mi alma, mi corazón les pertenece aquellos fantasmas que no tienen rostro siempre, que han venido hoy porque saben que no hice algo bueno y buscan revancha, están dispuestos a aprovecharse de mi debilidad, de mi infelicidad, de las malditas ganas de lanzarme por una ventana o debajo de un coche.

¾    ¡Lárguense yo solo quiero un poco de paz! – grité cómo si ellos pudieran escucharme

Pero no se van, siguen ahí y me recuerdan la navaja que tengo en la cartera, la mirada de Lara y su bandeja con la cena la noche pasada, cuando me ofreció su cama y un pijama.

¾    No eres mas que una puta, una pobre diabla, una ladrona, una tipa sin escrúpulos

No, yo no quiero ser una puta, no quiero ser mas esto, no entiendo porque lo hago, yo solo quiero estar tranquila, quiero que se larguen todos, que me dejen respirar en paz, ya no puedo hacerlo, inhalo y exhalo con dificultad, mi pecho se esta cerrando, no puedo mas. Aire necesito respirar, no quiero morir ahogada.
Abrí mi cartera, vi la navaja e intente ignorarla, me funciono, saque una bolsa de coca  y aspire todo lo que pude. Estaba temblando, un poco de coca se cayó al piso y yo me arroje junto a ella, las aspire, la junte con la tarjeta de Lara y metí toda por mi nariz que ya comenzaba a picarme. Mi rostro empezó a endurecerse rápidamente, la presión de mi cuerpo aumento y empecé a sentirme poderosa nuevamente, vi a todos esos cuerpos a mí alrededor y apunte con mis dedos, pum pam, cada uno iba desapareciendo. Yo era mejor que ellos, la coca me había convertido en una reina, una reina de la mierda, pero al fin y al cabo una reina y como tal tenia poder y mucho más coca para seguir en ese estado.
Salí de ese cuartito mal oliente y volví a la pista de baile, Ale estaba bailando con el sujeto en el centro, había otro que los miraba muy cerca y se unió despacio a ellos, la tocaban, la besaban, le quitaban mis drogas. Maldita sea.

¾    Eso es mío, dámelo – le exigí al sujeto
¾    Vete a la mierda – me respondió
¾    Juli no seas tacaña – me dijo Ale
¾    Es mi coca puta madre, ¿escuchaste? ¡Es mía!  ¡Si quieren la suya pues la consiguen en otro lado!

Les arrebate la bolsita de coca junto a unas pastillas que tenía el otro sujeto y me aleje de ellos, Ale me gritaba a lo lejos, pero me importo un carajo, no pensaba compartir mas con esa puta, yo era una reina y merecía algo mejor que seguir a lado de esa estupida aprovechadora.

Unas horas después, luego de aspirar mucho mas, bailar y encontrarme nuevamente en uno de esos cuartitos con un sujeto que ignoraba su nombre, el efecto de la coca había desaparecido y mi corazón no tenia intenciones de resistir otra dosis, yo volví a caer en ese hoyo mugroso y la idea me estaba desesperando, al punto de cuestionarme ¿que es lo que soy? Tenia mis teorías, pero siempre optaba por la mas escuchada, yo era una muchachita aprovechadora que le gusta drogarse y disfruta hacerse daño. Una muñeca de porcelana pulida con una lija que raspa mucho y me deja muchas cicatrices en el proceso. Una ex niña buena, llena de sueños que cumplir, que tenia una Barbie con tutú rosa y un juego de té por si tenía invitados. Tengo a mi madre perfecta que me cosía un vestido blanco para mí primera comunión, mientras esperábamos ansiosas a papá llegar del trabajo que siempre nos traía dulces en las manos, besaba a mi madre con amor y acariciaba mi cabello, mi mejilla y me preguntaba ¿Cómo esta mi princesa hoy?
Los fantasmas volvían a aparecer, pero esta vez mi cuerpo hablo y me negó que haga ingresar mas polvo para hadas usado solo por reinas de belleza con tutú rosa.
Borderline, eso me diagnostico la psicóloga, lo Google, porque así soy, me encanta buscar sobre las cosas que dicen que tengo y el Internet hace maravillas. Eso soy, tengo una personalidad limítrofe, impulsiva, auto destructiva, hoy no iba a ser la excepción.
Saque una jeringa con morfina y la presione en mis dos brazos, luego tome la navaja, y un sentimiento de paz ingreso a mí, al fin la tenía en mis manos, iba a acabar con todo esto de una vez por todas. Toque mi brazo, vi las cicatrices ya cerradas en el, busque un lugar donde había piel virgen, presione fuerte la navaja y me di el primer corte, la sangre comenzó a salir por borbotones y yo había olvidado el dolor y tan solo lo disfrutaba, presione nuevamente esta vez fue un tajo mas largo, mis lagrimas caían y se mezclaban con la sangre, presione una vez mas esta vez muy cerca de mi muñeca, corte algo que quizás era la vena, no se, pero sangro mucho mas, me desespere por la cantidad de sangre, abrí el grifo y deje caer agua en mi brazo, vi como la sangre desaparecía y me comencé a desesperar, me corte una y otra vez mas, no me dolía nada, pero estaba gritando. Una pareja de amantes entro al baño y se quedo mirándome horrorizada, salieron con los ojos como plato, no me intereso, hoy iba a acabar con esto de una puta vez. Mire mi otro brazo y comencé a cortarlo,  escuche risas cerca, un grupo de chicas reían felices, me vieron y salieron huyendo espantadas, me reí por su reacción. Yo lo estaba disfrutando.  Vi la jeringa con un poco de morfina a lado mío, abrí mi cartera y saque un pomito con heroína, me convertiría en una heroína, que cosas digo, una “ANTIHEROÍNA”, presione la aguja y extraje todo el contenido, lo puse sobre mi piel y el infierno abrió sus puertas. ¡Denme de la bienvenida, la hija prodiga esta de regreso!

¾    Julieta ¡que mierda hiciste, chicos ayúdenme por favor!

Jueves

Había bulla a mí alrededor, personas gritando, música en alto volumen, un sujeto a mi costado babeaba en mi hombro. Intente moverme pero no pude, alguien me inyecto algo y cerré los ojos otra vez. Esta vez no podía moverme, pero seguía consciente, podía escuchar todo a mi alrededor. Lo peor de este día es que por mas que intente no pude dormir, mis ojos estaban cerrados, mi cuerpo inmóvil, pero mi mente funcionaba a la perfección y solo quería huir del ruido, de lo que pasaba en esos momentos, los gritos de unas chicas, el sonido de balas, no sabia donde estaba, pero no era el mejor lugar. Estaba en alguna parte muy oscura del infierno, donde hacia calor, ruido y la gente lloraba.

Viernes

Abrí los ojos un par de veces en el día, pero los cerré de inmediato, lo que veía era muy grafico para ser cierto, lo peor es que parecía que Ale no le importaba o quizás no se enteraba de lo que le hacían. El olor no me dejaba respirar, creo que la segunda vez que abrí los ojos me desmayé, no recuerdo nada más.

Sábado

Siempre pensé que el infierno era caliente, pero nunca supe cuanto lo era, estaba en movimiento, sospeche que era sobre un auto. La voz de Ale se escuchaba cercana, discutía con un sujeto, gritaba como loca por ayuda, yo no podía ayudarla, alguien estaba a mi costado sobándose en mi espalda desnuda. Desperté cuando el sol desapareció, camine por la habitación, me di cuenta del balcón que me pedía a gritos que lo trepe y eso hice. Abrí los brazos, quería volar, no sólo las heroínas vuelan, yo quería probar que también lo hacemos las ANTIHEROÍNAS. El aire se filtraba en los poros de mi piel, erizándolo cada centímetro y me daba bienestar.

¾    Vamos salta de una puta vez

Alguien dijo eso, sabia que ese alguien solo estaba en mi cabeza, insistió en que lo haga, pero me contuve, me quería morir, pero no porque el me lo pedía, lo haría cuando el este en silencio, cuando sepa que la gloria es mía, que lo hice yo porque quise. Me quede de pie en el balcón casi una hora, un sujeto me bajo de ahí y me llevo a la habitación, me hecho en la cama y me ofreció un porro. Me relaje tanto que tuve sexo con el, hasta que me desmaye nuevamente.

Domingo

Me arde la piel, alguien esta encima de mí y la roza furiosamente, abro un poco los ojos y un sujeto desnudo que suda demasiado esta penetrándome, quiero apartarlo pero no puedo, cierro los ojos y no veo mas. Escucho a lo lejos la risa escandalosa de Ale, esta cerca y no hace nada por quitar al sujeto, no puedo protestar, pero eso ya no importa, ya no siento ni escucho nada, a excepción de un pitillo agudo que me destroza los tímpanos.

Lunes

El sol cayó en mi rostro, mis labios estaban resecos, mis ojos me ardían, no quería abrirlos, pero era inevitable, no tenia idea de donde estaba. Me ardía la piel y los violentos rayos de sol no me estaban ayudando. Intente moverme pero no pude, estaba inmóvil, adormecida y con las llagas abiertas. La cabeza me daba vueltas, quería gritar, pero la voz no me salía, tenia la garganta seca, rasposa, sentía sangre al pasar la saliva. No había nadie alrededor, era de esperármelo, estaba sola, tirada en medio de tierra seca con mala yerba, y no tenia idea a donde pertenecía ese lugar. ¿Estaba en un parque en mal estado? No lo recordaba, podía estar en un jardín, podía estar en una chacra, podía estar en otro país y no lo sabia.
Un sonido agudo venia cerca, voltee el rostro y lastime mi oreja, me ardía mucho y vi a una rata acercándose a mí. Tuve miedo, intente pararme, pero no podía, quise gritar y abrí la boca, y emitía sonidos que no eran palabras, quise ahuyentar al animal, pero mi sangre lo atraía mas.
El chirrido de un carro a lo lejos se acercaba con violencia, una carretera estaba cerca, el animal se asusto y corrió pasando sobre mis piernas, el miedo me hizo moverme, no me importo el dolor, no me importo rasparme, las ratas me dan miedo, asco, y este maldito animal me había tocado. Intente reincorporarme, moví mis piernas, y voltee mi cuerpo, me impulse con mis manos, las palmas estaban rasgadas, toque el césped y me ardió mas. Otro auto venia, el sonido era cercano, algo me rozo la pierna, voltee y vi a la rata, estaba olisqueando mi pierna, me iba a morder. Me moví rápidamente y ella me quedo viendo, yo quería que se largara, que se asuste, pero nada, la muy maldita seguía ahí a mi lado esperando un descuido para contagiarme la rabia. Le grite, pero nada, solo sentía dolor en el cuerpo, me dolía todo.
No me importo, no quería que me muerda, no quería cerca de mí a ese animal, me levante con dificultad y quede sentada en la mala yerba, mi boca comenzó a sangrar un poco, no entendía porque. La rata no se movía, estaba mirándome a lado de mis pies, yo no tenia zapatos, no tenia ropa, al fin me di cuenta de que estaba desnuda. Me asuste aun mas y moví mis pies tratando de ahuyentarla. Mi vestido – el de Lara – esta tirado al pie de la carretera. Me acerque con cuidado, la recogí y vi que estaba destrozado en la parte superior, me la puse como pude, pero mis pechos aun estaban descubiertos. Voltee y vi un trapo sucio, lo levante y me cubrí lo que pude, estaba temblando. Me acerque a la carretera así y levante el pulgar, tenia que salir de ahí. Un auto pasó a toda velocidad y me lanzo una bolsa de basura en la cara. Me caí al asfalto raspándome las piernas y las nalgas, ahí pude ver bien mis brazos estaban cortados.
¿Qué mierda me había hecho? ¿Qué me había pasado? No lo recordaba. No, no es cierto, es que no quería recordarlo.
Me levante con dificultad y casi me lance a la pista, pero volví a caer, el sol era insoportable y me dolía mucho el cuerpo, me ardían las heridas.
Sentí que un auto se acercaba a toda velocidad, quería moverme salir de ahí, me iba a atropellar y no quería morir así, si iba a morir iba a ser con mis manos, no gracias a un maldito conductor histérico. El sonido era mas fuerte y yo no me podía mover mas, venia y me iba a destrozar, maldición, no quiero morir así.

El auto paro frente a mí, sentí como se abrió la puerta violentamente, unos pasos se acercaron a mí y unas manos tocaron mi cuerpo, dándole cara al desconocido, abrí los ojos y la vi. Era un ángel vestido de negro, que a pesar del color de su ropa iluminaba la carretera.

¾    ¿Qué te paso? Julieta, dime algo por favor…

No pude decirle nada, no pude emitir sonido alguno de mi boca, me había quedado irritada desde los gritos ahogados que le di a la rata esa, que posiblemente seguía por ahí.

¾    Ven, vamos a … ¡Estás echa mierda! Tenemos que ir al hospital, si eso, vamos a un hospital

Me subió a su camioneta con cuidado, pero a pesar de ello,  sus manos lastimaban mi piel rasgada. No estoy segura de cuanto tiempo paso desde la carretera al hospital, y desde ahí hasta casa de Lara, solo sé que cuando abrí los ojos, estaba vendada y todo olía a alcohol medicinal. Ella estaba sentada al borde de la cama, con un vestido largo negro, los ojos muy maquillados y un cigarro en la mano.