me sostuvieron fuerte, me guiaron siempre.
Hoy esas manos, después de tanto tiempo,
no han dejado de apoyarme ni tan siquiera un instante.
Fiel compañera y sabia consejera,
has sido todo para mí desde el comienzo de mis días.
Me acompañas en la vida sin importarte
si el invierno es helado o el verano, ardiente.
Tus caricias me reconfortan y tus retos,
si bien me apenan, me enderezan.
Aunque los años hayan pasado,
nunca dejaré de ser tu niña.
Madre mía prometo estar contigo
hasta el final de tus días.
Porque tu me diste luz,
me diste paz,
me diste vida.
Feliz cumpleaños mamá, te amo.
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